27 de abril de 2012

Imblancamente blanco: el rey de los dos puntos

Con Miguel Petrecca estamos armando el libro bilingüe de James Schuyler para Gog y Magog. Este poema de acá abajo me parece... no sé, ¿perfecto? No creo, Jimmy no suele ir para ese lado. Es el poema perfecto para un día de lluvia. O es el poema que más perfectamente logró acorralar con palabras ese tipo de luz. O de los que yo leí. O no sé, no sé. Lo copio.
Ah -- el libro va a tener fotitos y una entrevista.


La luz adentro


y la luz afuera: la opacidad
de una lluviosa mañana de abril:
sombras sutiles
que proyecta la lámpara
sobre la luz del día,
una luz no forzada
la esencia
de la nubosidad
que baja brumosa hasta la calle:
y el marco
imblancamente blanco de una foto enrollada
se modela
como la luz del norte
modeló la cara en esa foto:

y contra una ventana
un árbol muestra
cada hoja levemente coloreada
de otro tono sombrío, algunas
transparentes, otras
no: y en la punta
la oscuridad partida
por la luz que cae
desde afuera (creada
por su ausencia)
yace luminosa dentro de sí misma:
la luminosa oscuridad interna.


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